Aunque el día viene que ni pintado para una divagación extensa y profunda sobre las relaciones amorosas y/o el ser amado, la verdad es que no tengo ninguna gran relevación que hacer sobre el tema.
Todo es viejo y sabido: el amor segrega dopamina, serotonina y varios millones de endorfinas que generan una sensación placentera muy agradable y adictiva, de modo que tratamos con un elemento que nos narcotiza, debilita y despista.
Una profesora de derecho civil nos llegó a afirmar que el amor debería ser una causa de incapacidad para contraer matrimonio y, aunque suena exagerado, la limerencia es un trastorno reconocido y diagnosticable. Pero además de enfermedad mental, resulta difícil negar la evidencia de que también es una droga que provoca dependencia (engancha), tolerancia (se gasta) y toxicidad (desgasta) Por eso resulta tan complicado reconocer si se está enamorado de alguien o sólo enamorado del amor. Es el caso de los románticos empedernidos, verdaderos adictos (aunque ellos no lo sepan) a esas hormonas locuelas y juguetonas.
Me siento como si estuviera dándole una paliza al pobre Cupido en el patio del colegio y robándole el dinero de la merienda, pero los mecanismos de la naturaleza son así de crudos, qué le voy a hacer (aunque Richard Dawkins se las apaña para explicarlos mucho mejor que yo y vender un montón de libros)
De todas formas, y por no chafar el día a ese buen montón de endorfino-adictos (que se estarán dejando la paga en regalos para ese Alguien Especial), hoy traigo una receta con uno de los principales productores de péptidos opioides endógenos: el chocolate.
Y hablando de amor y pasiones, resulta que esta receta es una feliz combinación entre dos especies deliciosas: los lamington y los brownies.
Nunca hasta ahora un emparejamiento dio mejor fruto: estos browie-lamingtons están buenos hasta decir basta.
La historia continua, y al chocolate de los brownies y al coco de los lamingtons se les juntó otra pareja dichosa: el mascarpone y la mermelada de naranja.
Así es que, recapitulando, tenemos coco, chocolate, mascarpone, mermelada y naranja. ¿Es o no es para enamorar?
La base de la receta es del bonito blog «What Katie Ate» (incrementada un 50% para adaptarla a un molde ligeramente más grande: habiendo chocolate de por medio no hay que escatimar) y el resultado es un bizcocho de chocolate tierno y esponjoso (sí, es gracias a la mantequilla)
Estuve tentada a emplear esta otra variación de brownie, pero para este caso se necesita un bizcocho de harina y levadura que suba y tenga volumen para poderlo cortar y rellenar, así es que os recomiendo seguir la primera receta.
Ingredientes (para un molde rectangular de 26x19cm) (12 unidades):
Ingredientes para el brownie:
* 180 gr mantequilla en pomada
* 90 gr tagatosa (o 180 gr azúcar)
* 3 huevos medianos
* 180 gr harina con levadura incorporada
* 2 cucharadas rasas de cacao en polvo sin azúcar (yo utilicé cacao «Valor» puro, desgrasado y sin azúcar)
* 1 cucharada de Cointreau (opcional)
* 1 cucharadita de ralladura de piel de naranja
* 90 gr chocolate sin leche (yo utilicé chocolate «Valor» sin azúcar con 55% cacao)
Ingredientes para el relleno:
* 125 gr mascarpone
* 100 ml nata líquida para montar (35,1% mg)
* 25 gr tagatosa (o 50 gr azúcar)
* mermelada de naranja (yo utilicé mermelada de naranja y jengibre de St. Dalfour, sin azúcar ni edulcorantes añadidos)
Ingredientes para la cobertura:
* 240 gr leche entera
* 60 gr mantequilla
* 140 gr chocolate para postres o de cobertura (yo utilicé chocolate «Valor» para fundir sin azúcar)
* 250 gr coco rallado deshidratado
Para preparar la masa de brownies batimos en un molde grande (o en el bol de la amasadora) la mantequilla en pomada y el azúcar (o edulcorante) a velocidad alta (es más fácil emplear unas varillas eléctricas) durante unos 8 minutos, hasta que la mezcla quede espumosa y blanquecina:
Agregamos los huevos, de uno en uno:
Agregamos la harina, poco a poco, a velocidad baja:
La masa quedará cremosa e irresistiblemente deliciosa. Aquí es cuando uno grita: ¡¡¡mantequillaaaaaa!!:
Agregamos el cacao en polvo y batimos para que se incorpore bien:
Agregamos el Cointreau (opcional) o cualquier otro licor de cítricos y la cucharadita de ralladura de naranja:
Fundimos las onzas de chocolate en el microondas a potencia mínima (por ejemplo, en función descongelar) para que no se queme. Esperamos que se temple un poco si está demasiado caliente y lo vertemos sobre la masa:
Continuamos mezclando con las varillas para que el chocolate se integre bien y la masa luzca así de espectacular:
Forramos un molde (26x19cm) con papel de horno y vertemos la crema de chocolate, extendiéndola bien por las esquinas y nivelándola con ayuda de una espátula:
Introducimos el molde en el horno, precalentado a 180ºC, durante unos 35-40 minutos (ojo: ¡cada horno es diferente!)
Dejamos que el bizcocho se temple un poco antes de desmoldarlo y esperamos a que se enfríe:
Mientras tanto, preparamos el relleno.
Yo utilicé el doble de cantidad de la que indico en los ingredientes y me sobró la mitad. En fin, no es mala cosa (estuve comiendo crema de nata y mascarpone, como si fuera un yogur, durante 3 días) Si para vosotros tampoco es ningún problema, doblad las cantidades que os indico. Si no, ajustaos a las de la receta y os llegará para rellenar los brownies.
Montamos la nata líquida (es más fácil hacerlo con unas varillas eléctricas a máxima potencia y en un molde metálico o de cristal bien frío):
En otro molde batimos el mascarpone y el azúcar (o tagatosa):
Incorporamos la nata montada sobre la crema de mascarpone y batimos (con una espátula o unas varillas eléctricas a mínima potencia):
Reservamos.
Una vez el bizcocho esté frío, recortamos las esquinas para igualarlo y lo dividimos en 12 cubos:
Cortamos cada cubo transversalmente y untamos ambas caras con la crema de nata y mascarpone:
Yo utilicé dos cucharillas y es un poco sucio (quedan migas de brownie por todas partes) Si queréis hacerlo más limpiamente, podéis rellenar una manga pastelera y colocar la crema de forma más cuidadosa sobre cada brownie. Sinceramente, creo que da más trabajo y al final no se nota demasiado la diferencia.
Colocamos una cucharadita de mermelada de naranja sobre cada una de las mitades. Yo sólo unté una de ellas, pero creo que cuanto más relleno, mejor:
La mermelada de naranja combina especialmente bien con el cacao, pero si no encontráis esta mermelada sin azúcar o no os gusta, podéis sustituirla por mermelada de melocotón o de albaricoque. La idea es utilizar una mermelada de tono dorado y claro para jugar con los contrastes de color, de modo que resalte entre el mascarpone y el brownie.
Si empleáis una mermelada de frutos rojos, seguro que quedará buenísimo, pero quizá el efecto no sea tan vistoso.
Cerramos ambas mitades como si fuera un bocadillo:
Apretamos el bocadillo bien para que sobresalga el exceso de relleno por los bordes y lo retiramos con una espátula o con el dedo (en este caso está permitido)
No os asustéis por el aspecto feo y chapucero del asunto: como los bañaremos en chocolate y coco, después quedarán perfectos.
Colocamos los brownies sobre una bandeja o un molde donde quepan bien y se mantengan estables, los tapamos con plástico y los refrigeramos durante un mínimo de 3 horas (si es toda la noche, mejor) y los pasamos al congelador durante 45 minutos.
La función de la refrigeración es que la crema gane firmeza y se asiente, y la función de la congelación es que la crema se endurezca y evitar que así se funda en contacto con el chocolate caliente. Este último paso es fundamental para impedir un desastre TOTAL.
Quizá es posible saltar el paso de la refrigeración y congelar los brownies directamente. Comprobad, en todo caso, que el relleno está sólido antes de introducirlos en el chocolate.
Mientras el relleno reposa en el congelador, preparamos la cobertura de chocolate calentando la leche con la mantequilla, a fuego lento, hasta que se derrita:
Agregamos las onzas de chocolate y vamos removiendo con una cuchara hasta que se funda completamente y el chocolate comience a espesar:
No es una cobertura densa sino similar a unas natillas ligeras. Buscamos una consistencia de fluído, no una pasta espesa que se quede pegada al brownie y se escurra) Estará listo cuando cubra completamente el dorso de una cuchara:
A continuación tenemos que trabajar muy deprisa porque no queremos que nuestros brownies se calienten.
Por un lado colocamos el cazo con el chocolate fundido, por otro lado un plato hondo con coco rallado y por último los brownies congelados:
El proceso es el siquiente: ayudándonos de un par de cucharillas, hundimos el brownie en el cazo de chocolate procurando que se bañe por los cuatro costados y lo pasamos al plato de coco rallado, girándolo para que quede perfectamente rebozado:
Como necesitaba las dos manos, no hay fotos del paso-a-paso, pero son los mismos que para los lamingtons rellenos de mermelada de fresa.
Una vez rebozado en coco, colocamos el lamington sobre una rejilla o una bandeja y los guardamos de nuevo en la nevera (debido al relleno de mascarpone deben conservarse en frío) hasta el momento en que vayamos a zamparlos sin compasión.
¿Amor a primera vista? Ya lo creo…
Que los disfrutéis, solos o en agradable compañía.
Tiempo: 30 minutos (horneado) + 45 minutos (preparación) + 30 minutos (refrigerado)
Dificultad: media
Esto no se hace. Es puro pecado¡¡¡. Tenía la receta para preparar este finde y creo que la voy a cambiar. Bsotes
Virginia «Sweet & Sour»
Telepatía, Virginia!!!!!! 😀
Te garantizo que esta combinación es mortal, y seguro que tú la mejoras.
Besotes
Madre mía Helena, no había visto esta ricura! con el hambre que tengo yo a estas horas y estos limatones tan tentadores! Envíame alguno
Un besito,
Angi
Me alegro que te guste, Angi. La ricura alcanza cotas celestiales, te lo aseguro. ¡Los tienes que probar!
Te enviaría alguno, pero ya nos los zampamos todos… X-)
Un besote