Si alguien ha advertido a su alrededor extraños fenómenos ópticos y auditivos, no se equivoca: efectivamente, volvemos a estar en ESA época del año.
Someramente, mi recuento esta vez ha sido de: tres tiarrones disfrazados de mujeres guardias civiles (con minifalda, peluca y bigote), una pareja de trogloditas con su hueso atravesado y sus pieles de leopardo (un clásico obligatorio en toda fiesta de buen gusto), una inevitable procesión de brujas, Frankensteins y zombies (a eso se le llama amortizar el disfraz de Halloween) y un señor en bata y zapatillas con una bolsa de basura (no sé si era un disfraz o efectivamente un señor en bata y zapatillas tirando la basura: es lo que tiene el Carnaval)
Tal y como yo lo veo, la única forma de superar el ridículo es compartiéndolo, así es que propongo la idea de un disfraz de cocido de Lalín (naturalmente) para grupos y/o familias con escaso sentido del pudor: uno iría caracterizado de lacón (preferiblemente alguien con cierta afinidad física), otro de tocino veteado (idem), otro de jarrete, chorizo, unto o morro (idem de idem), de haba o garbanzo, de manojo de grelos y, cerrando el grupo, el último iría vestido de escudilla. No hay problema si la comitiva es numerosa: podemos tirar mano del disfraz de café de pota, botella de aguardiente, comprimido de Almax… ¡Ya me parece estar viéndolos desfilar calle abajo bailando la conga!
¿Y por qué no ampliarlo también a buñuelo, torrija, filloa u oreja?
A ver, ¿quién no querría disfrazarse de esta maravilla?:
Y lo mejor de todo es que no hay que hacer dieta para caber en el traje.
Los buñuelos son probablemente la única razón por la que tolero el Carnaval, y estos en concreto lo hacen especialmente soportable porque tienen un relleno de ricotta y manzana sensacional.
Como muchas buenas recetas, ésta la tomé de un blog italiano. Existen preparaciones diferentes y en algunas de ellas la fruta se incorpora troceada a la masa, pero me daba la sensación de que al freír los buñuelos, la manzana iba a quedar cruda y dura. De esta receta me gustó la idea de rallarla, con lo que desaparecen los tropezones, la textura final es mucho más suave y conserva todo el aroma a manzana.
La ricotta aporta una cremosidad increíble y humedad a la masa (no es algo nuevo: echad un vistazo a estos buñuelos de ricotta, naranja y limón)
Y para completarlo tenemos un poquito de canela y un chorrito de brandy.
Seguro que se puede mejorar, pero es difícil.
Ingredientes (para 25-30 unidades, aprox):
* 1 huevo mediano
* 2 yemas
* 250 gr ricotta
* 30 gr tagatosa (o 60 gr azúcar)
* una pizca de sal
* 1 cucharadita de canela en polvo
* 1 cucharada de brandy
* 220 gr harina
* 5 gr (1 cucharadita) levadura química de repostería
* 2 manzanas pequeñas
* aceite de girasol (para freír)
* tagatosa en polvo o azúcar (para espolvorear)
Ingredientes para el queso ricotta (1):
* 500 gr leche entera
* 200 gr nata para montar (35,1% mg)
* una pizca de sal
* 2 cucharadas de vinagre blanco de buena calidad (o zumo de limón)
(1) Con estas cantidades se obtienen entre 200-220 gr de ricotta, dependiendo del tipo de leche y nata empleados. Yo dupliqué las medidas y guardé la ricotta sobrante.
Comenzamos preparando la ricotta un día antes.
En un cazo calentamos la leche y la nata. En el momento en que esté a punto de romper a hervir, bajamos el fuego al mínimo y vertemos dos cucharadas de vinagre o de zumo de limón. La leche y la nata comenzarán a cortarse, a cuajar y a espesar:
A mayor grasa, mayor cuajo, de modo que es recomendable emplear leche entera (mejor si es fresca) y nata con un 35,1% mg. Si con las cantidades indicadas no obtenéis 250 gr de ricotta necesarios para la receta, repetid la operación.
Apagamos el fuego, forramos un colador chino con un filtro para máquinas de café y vertemos la leche:
El filtro de papel dejará colar el suero poco a poco. Dejamos drenar el queso toda la noche hasta la mañana siguiente:
Reservamos.
Pelamos, despepitamos y rallamos las dos manzanas pequeñas:
Reservamos.
En un recipiente grande o en el bol de la amasadora, mezclamos con unas varillas el huevo, las yemas, la ricotta, el azúcar (o tagatosa) y una pizca de sal, hasta obtener una crema:
Agregamos la canela y el brandy:
Agregamos la harina, poco a poco, mezclada con la levadura química.
Cuando la mezcla comience a espesar, sustituimos las varillas por una espátula o la mariposa de la amasadora:
Incorporamos la manzana rallada y continuamos mezclando…:
… hasta obtener una crema bien espesa:
El último paso es freír los buñuelos.
Para ello, calentamos tres dedos de aceite de girasol en un cazo. La temperatura debe rondar los 180ºC. Se puede emplear un termómetro de cocina para medirla correctamente o espolvorear una pizca de harina: si chisporrotea ligeramente, el aceite está caliente. Ojo: no debe humear. Si no chisporrotea, aún está frío.
Con ayuda de dos cucharas, tomamos montoncitos de masa (del tamaño de una pelotita de ping-pong o una nuez grande) y los vertemos en el aceite. Freímos el buñuelo un minuto escaso por cada lado, lo escurrimos con una espumadera y dejamos que se temple sobre papel absorvente:
Lo bueno de estos buñuelos es que si no se fríen suficientemente y quedan algo crudos por dentro, tampoco importa porque el relleno es una crema absolutamente deliciosa. Si se fríen el tiempo necesario, se cocerá el interior y el resultado es un buñuelo perfecto y también delicioso.
En ambos casos, es una situación que lo estrategas de marketing llaman «win-win»: no hay posibilidad de fallo.
Repetimos la operación hasta terminar con toda la masa, friendo las piezas de dos en dos.
Una vez escurrido el aceite sobre el papel absorvente, y todavía estando calientes, los rebozamos en azúcar o tagatosa:
Y de ahí a la mesa y de la mesa a la boca:
Me suelo quedar sin adjetivos cuando describo este tipo de dulces fritos, y entendéis por qué, ¿verdad?
Por supuesto, se puede sustituir la canela por vainilla, el brandy por vino dulce y la manzana por otra fruta similar, como la pera.
El relleno de ricotta es taaaaaaan cremoso que los buñuelos se mantienen tiernos durante varios días, aunque tienden a humedecerse. El momento perfecto para tomarlos es recién hechos, aún templados, y acompañados de un café o un buen té.
Feliz Entroido.
Tiempo: 40 minutos (preparación)
Dificultad: baja
Los he probado y buenísimos!!!! Elaborados directamente por Helena. Nos los han traído a la hora del desayuno y nos han hecho felices. A ver si tenemos suerte y otro día podemos probar otras cositas 😀
Muchísimas gracias y enhorabuena.
Muchas gracias, Ángela. Me alegro de tener otro campo de pruebas además de Juan 😀
Un abrazo!
Yo solo puedo decir que he tenido la suerte de probar estos buñuelos y están buenísimos! enhorabuena!
Pues yo me muero de ganas de probarlos así que no tardaré mucho en hacerlos!!!
Gracias!
A ti, Ana, y no tardes en probarlos 😉
Yo también tuve la suerte de probarlos directamente desde Helena y están espectaculares!! Todavía no me creo que no lleven azúcar 🙂
Buenísimos!!!!
¡Gracias, Mayte! Pues habrá que hacer más, ¿no? 😀
Un abrazo
Wooowww, es que se me cae la baba. Espectacular!!