Superada la crisis bacteriológica de hace un par de semanas (tras duras e intensas refriegas) y activado un tranquilizador DEFCON 5, vuelvo a mi estado físico-mental habitual (lo que, por otro lado, tampoco es gran cosa)
Estoy orgullosa de mis glóbulos blancos, que se enfrentaron como auténticos valientes a las belicosas cepas A/California/7/2009 (H1N1), A/Hong Kong/4801/2014 (H3N2) y B/Brisbane/60/2008 (linaje Victoria) haciéndoles morder el polvo sin compasión.
Sospecho que, como recompensa por el trabajo bien hecho, están esperando un aumento de sueldo, días extras de vacaciones o servicio de cafetería gratis.
Afortunadamente, los glóbulos blancos, aunque valientes, son poco espabilados y desconocen los conceptos «defensa gremial» y «lobby sindical». Además, con la carga de trabajo que se espera entre la astenia primaveral y la temible polinosis de betula, es mejor que no se me distraigan con fruslerías.
Pero como soy una jefa generosa y comprensiva, les he preparado estas deliciosas galletas que pienso disfrutar (mucho) en su nombre:
Las galletas contienen el ingrediente (legal) más estimulante después del café: el chocolate. Y por partida doble, porque además del cacao de la masa llevan pepitas de chocolate mezcladas con un buen muesli variado.
¿Os acordáis de esas bonitas galletas de avena y muesli? Pues este es el spin-off obligatorio con el chocolate como protagonista.
Me basé en la receta del muy recomendable blog «Cubes n Juliennes». Ella emplea copos de avena que yo sustituí por muesli. También empleé ralladura de piel naranja en lugar de limón.
Reconozco que cuando las saqué del horno me llevé un buen chasco: eran las galletas más feas que veía en mucho tiempo (y os aseguro que me cuesta encontrarles defectos): arrugadas, irregulares, contrahechas…
Igual que ocurre con las personas, también en la cocina hay bellezas poco convencionales (algunos lo llaman encanto «rústico» o «enxebre«), así es que no os dejéis guiar por la primera impresión.
Son las galletas de chocolate más deliciosas (repito: MÁS DELICIOSAS) que he probado nunca. La masa es increíblemente tierna y está llena de sabor (¡y qué sabor!) Os recomiendo utilizar un muesli que tenga un poco de todo para potenciar los matices de la galleta.
Vamos a ello.
Ingredientes (para 14 galletas grandes):
* 225 gr mantequilla en pomada
* 60 gr tagatosa (o 120 gr azúcar)
* 2 huevos medianos
* 150 gr harina
* 1 cucharadita de levadura química de repostería
* 50 gr cacao en polvo sin azúcar (yo utilicé cacao puro «Valor» desgrasado y sin azúcar)
* 1 cucharadita de extracto de vainilla (o media vaina de vainilla natural)
* 1 cucharada de ralladura de piel de naranja
* 100 gr muesli variado (1)
* 70 gr pepitas de chocolate o chocolate negro troceado (yo utilicé chocolate «Valor» sin azúcar 70% cacao)
(1) Mi muesli contenía: copos de avena (38%), pasas sultanas (21%), higos, frambuesas (1%), manzanas, albaricoques, grosellas rojas (0,7%), dátiles, ciruelas, peras, fresas (0,2%), copos de espelta integrales (26%), espelta inflada (5%), miel, pipas de girasol, sésamo y harina de arroz
En un bol o un molde grande batimos la mantequilla y el azúcar (o edulcorante) a velocidad alta (es más fácil emplear unas varillas eléctricas) durante unos 8 minutos, hasta que la mezcla quede espumosa y blanquecina:
Agregamos los huevos, el extracto de vainilla y la cucharada de ralladura de naranja. Batimos bien, aunque la textura será grumosa (es normal):
Incorporamos la harina (mezclada con la levadura química) poco a poco:
Cuando la masa comience a espesar, cambiamos las varillas por una espátula o la pala de la amasadora:
Agregamos el cacao en polvo y continuamos batiendo (a velocidad alta) hasta que quede perfectamente incorporado:
Agregamos el muesli y lo mezclamos bien para que se reparta uniformemente.
La masa tendrá una consistencia cremosa y blanda:
Para que las galletas queden redondas y bien formadas, lo mejor formar bolitas con las manos (del tamaño de una pelotita de golf) y aplastarlas ligeramente. Yo hice varias tandas y en las primeras solamente coloqué montones de masa con ayuda de un par de cucharas. El problema es que la masa luego se hornea de modo algo informe. Si queréis que vuestras galletas tengan un toque «rústico», hacedlo así. Si queréis un acabado más profesional, recurrid al truco de las bolitas (o, al menos, dad forma con las manos a los montoncitos de masa)
Forramos una bandeja de horno con papel sulforizado y vamos colocando las bolitas separadas 4 dedos entre ellas, porque al hornearse se expandirán. Sobre cada bolita esparcimos las pepitas o el chocolate troceado:
Introducimos la bandeja en el horno (precalentado a 170ºC) a media altura, durante unos 12-15 minutos o hasta que las galletas se hayan expandido y estén hechas por fuera.
Las retiramos, dejamos que se templen unos minutos y las pasamos a una rejilla para que se enfríen completamente antes de zamparlas sin remisión.
Por citar sólo alguna de las muchas excelencias de estas galletas, os diré que se mantienen tiernas (exactamente igual que el primer día) durante un par de semanas, así es que son perfectas para prepararlas con antelación, almacenarlas e ir disfrutándolas poco a poco.
Oigo a mis glóbulos blancos aplaudir de alegría.
Así es que, por ellos, voy a comerme un par de galletas. O quizá tres. O ya puestos…
Tiempo: 30 minutos (preparación) + 15 minutos (horneado)
Dificultad: baja