Hubo una época en la que el epicentro del saber, el arte, el pensamiento y la democracia europeas se encontraba en los países del sur, a orillas del Mediterráneo, mientras que las tribus nórdicas no eran más que una panda de ruidosos y rubios melenudos sin maneras en la mesa ni en el vestir.
Aunque se podría argumentar que poco ha cambiado desde entonces, hoy en día, sin embargo, hay una opinión comúnmente extendida de que los países nórdicos nos llevan una clara ventaja evolutiva. Al menos lo parece cuando en artículos de prensa, memorias socio-económicas y en informes de reputados expertos nos los presentan como ejemplo de prosperidad y desarrollo.
Nada queda más inteligente, convincente e irrebatible que poner fin a una discusión citando los avances y virtudes de Suecia, Noruega o Finlandia (algunos, en una pirueta geográfica, incluyen Suiza por extensión)
La verdad es que mis conocimientos de estos neo-paraísos modernos no son demasiado profundos (fruto de escarceos turísticos, visitas a Ikea y poco más), pero tengo que reconocer que en lo culinario han tocado techo.
Si les perdonamos su afición al arenque fermentado y a la crema agria, un pueblo capaz de alimentarse a base de salmón y capaz de preparar los bollitos de hoy, merece un reconocimiento.
Estas preciosidades noruegas se llaman skolebrød («pan de la escuela») y consisten en un brioche extremadamente tierno y esponjoso cubierto con crema pastelera y rebozado en coco rallado.
El coco es uno de mis más felices hallazgos culinarios. Sinceramente, lo tenía ninguneado en favor de la almendra molida, pero desde el estupendo resultado de los lamingtons rellenos de mermelada, ha subido un montón de enteros.
Circulan muchas recetas y vídeos para preparar skolebrød, pero esta de «Five and Spice» me pareció una de las más sencillas y mejor explicadas.
Sólo hay que procurar preparar la crema pastelera con cierta antelación para que enfríe y espese. El resto requiere tiempo (ojo, la paciencia tendrá su recompensa) y algo de destreza (la masa resulta bastante húmeda y es preferible trabajarla con una amasadora y tras una fermentación en frío de 12 horas)
Tratándose de un dulce noruego, es casi obligatorio usar cardamomo. Si no lo encontráis podéis sustituirlo por la misma cantidad de anís verde en especia (recordad lo buenísimo que quedó el Vasilopita de Navidad) o de canela molida.
Ingredientes (para 11 piezas):
Ingredientes para la masa:
* 60 gr mantequilla derretida
* 375 gr leche entera tibia
* 5,5 gr levadura seca de panadería
* 1 cucharada de azúcar (opcional)
* 50 gr tagatosa (o 100 gr azúcar)
* una cucharadita (5 gr) cardamomo molido
* una pizca de sal
* 480 gr harina de fuerza (y un poco más para espolvorear)
* una clara de huevo (para pintar)
Ingredientes para la crema:
* 250 gr leche entera
* 2 yemas de huevo
* 2 cucharadas rasas de maizena
* un trozo de cáscara de limón
Ingredientes para el glaseado y rebozado:
* 1 cucharada de leche
* 1 cucharadita de agua
* una pizca de vainilla natural
* tagatosa (o azúcar glas) hasta adquirir la consistencia necesaria
* coco rallado deshidratado
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Comenzamos preparando la crema pastelera (siguiendo los pasos de la receta de «mugis» de hojaldre)
Dejamos que se enfríe completamente y reservamos:
Ahora ya podemos ponernos manos a la obra con la masa de brioche.
En un bol grande mezclamos la leche templada, la mantequilla derretida, la levadura seca de panadería y la cucharada de azúcar (opcional):
Dejamos reposar la mezcla 10 minutos hasta que la levadura comience a activarse y se forme una espuma burbujeante en la superficie (si no agregamos azúcar, la levadura no se activará de forma tan visible):
Agregamos el resto del azúcar (o edulcorante), el cardamomo y la pizca de sal:
Agregamos la harina:
Utilizando una máquina amasadora o unas varillas eléctricas de amasar (la masa es bastante pegajosa como para trabajarla a mano sin agregar más harina de la necesaria) amasamos durante 8 minutos hasta que ligue completamente. Debe ser ligeramente pegajosa y tan elástica como un chicle:
Usando una espátula (o con las manos ligeramente enharinadas) y formamos una bola:
La pasamos a un recipiente grande ligeramente engrasado y lo tapamos con un paño. Dejamos que repose en un lugar seco y cálido (por ejemplo, el interior del horno a 30ºC) durante 1 hora o hasta que doble de volumen:
Este tipo de masas tan hidratadas es más sencillo trabajarlas en frío, así es que podéis dejar que fermente en la nevera toda la noche y continuar con la receta a la mañana siguiente. Es lo que yo hice.
Una vez la masa ha subido, la desinflamos, la volcamos sobre una supercicie de trabajo ligeramente enharinada (evitad utilizar demasiada harina y manipuladla con una espátula, si os resulta más fácil) y la dividimos en 11 porciones iguales de 84 gramos cada una:
Las boleamos para darles forma redondeada:
Colocamos las bolitas sobre dos bandejas cubiertas con papel de horno, las aplastamos ligeramente para formar un disco (si no, subirán mucho en el horno) y practicamos un agujero en el centro (sin llegar al fondo):
Cubrimos las bandejas con un paño y dejamos que reposen 30 minutos:
Coronamos las piezas con una cucharada de crema pastelera:
También se pueden rellenar con una manga pastelera. Es una opción más laboriosa, pero posiblemente el resultado es más espectacular, porque no sólo habrá crema en la superficie del bollito sino dentro (¡¡dentroooo!!)
Para guiaros, echad un ojo al minuto 4:10 del siguiente vídeo:
Pintamos las bolitas (excepto la parte cubierta de crema pastelera) con clara de huevo:
Introducimos la bandeja en el horno, precalentado a 180ºC, durante unos 15 minutos, o hasta que tomen un bonito color dorado:
Para el acabado, preparamos una glasa mezclando la leche, el agua, la vainilla y tanto azúcar (o edulcorante) como sea necesario para que tenga una consistencia ligeramente espesa pero fluida:
Pincelamos las piezas (excepto la parte con crema pastelera):
Y las rebozamos en abundante coco rallado, con cuidado de no cubrir la parte superior de crema:
Y a servir:
La masa de brioche es tan esponjosa que se mantiene tierna durante varios días, así es que son perfectos para dejarlos preparados con antelación.
La masa de brioche es tan esponjosa que se mantiene tierna durante varios días, así es que son perfectos para dejarlos preparados con antelación.
Y el éxito: garantizado.
Tiempo: 45 minutos (preparación) + 12 horas (fermentación) + 15 minutos (horneado)
Dificultad: media-alta
Hola Helena,
Me he dejado caer por aquí de puro sin querer. Y cuánto me alegro! creo que no nos conocemos aunque no prometo nada que servidora tiene malísima la cabeza y es muy fácil sacarme los colores con estas cosas… pero no, si ya hubiera estado por aquí me acordaría porque tienes un blog difícil de olvidar. Precioso!
y mira lo que son las cosas! yo vi tus galletas saladas old Amsterdam en Pinterest y me enamoré, tanto que no me conformé con guardar el pin sino que me colé para verlas mejor… y cha-chán! aquí estoy. Y estaba apunto de irme después de cotillearte un rato (el amor te llevo a Galicia! a mi a Austria, que viajero es el tío)… decçia, que me iba a ir cuando me he dicho «Mai, pasa por la home, a ver que ves… y cha-chán! Estos bollitos! me cachis con estos bollitos! los tengo en el mismo tablero que tus galletas, en el de estar al tanto, porque me enamoré de ellos nada más verlos y sí, también a la 5yspice que me encanta su blog. Casualidades encadenadas que me tienen aquí escribiéndote este discurso que lo que viene es a delatar es mi punto débil. Charlar y comer… y cocinar, que soy guisandera de toda la vida.
En fin, que no me apetecía nada irme sin mandarte unas palabrejas sobre tus bollos y tus galletas de queso.. sip! yo también creo que nunca hay demasiado queso… o más o menos que ya se me ha olvidado la frase.. pero que sí, más queso y lo que haga falta 🙂 un abrazo!
Muchísimas gracias, Maite, ¡cómo me alegro!
Creo que has batido el record de «comentario más largo del blog» 😀
Espero verte más a menudo, en tu cocina o en la mía.
Un abrazo grande (y viva el queso!)
Ay Helena!, como siempre me dejas con hambre!, llévame a vivir contigo mujer….. Tengo pendientes esos bollitos desde hace tiempo, ahora los veo y me entran las prisas por hacerlos rápidamente. Con el coco me ha pasado un poco como a tí, han sido un par de recetas bastantes simples que lo llevaban como ingrediente las que han hecho que le encuentre la chispa que no le encontraba y ahora no me falta en la despensa una bolsita de coco. Hasta hago experimentos!, ya te enseñaré una receta que creo te gustaría.
No me había dado cuena de tu canal, ya me he suscrito, hay que ver que fácil se ven las recetas que preparas, es que tienes un arte!
Un besazo guapa y cuando me digas trinco la maleta y me voy para tu casa, hala!
Qué ganas tengo de ver esa receta-experimento, Chelo. Y lo del Canal de YouTube es divertido, aunque todo parece más fácil en la tele 😉
No dejes de preparar los skolebrød porque son una maravilla (¡ojo con el truco para rellenarlos de crema pastelera!)
Y cuando quieras, te vienes, pero con un buen trozo de ese bizcocho de la tal Orlanda, que me está haciendo ojitos 😀
Un besote gordo