La calabaza es una cosa extraña, si lo pensáis.
Para empezar es una fruta, algo totalmente contraintuitivo porque no es dulce, no se come cruda, ni de postre y no te la puedes meter en el bolsillo para tomártela a media mañana en el trabajo.
Además, hay variedades que ni siquiera se cultivan para un uso comestible, como el dichoso zapallo de Halloween, conocido en el mundo entero (y más allá) gracias a potentes y contagiosas campañas de marketing.
Es muy posible que la calabaza haya estado toda la vida en la sección de verdulería del super, pero confieso que yo no la probé por primera vez hasta entrada la treintena.
En mi defensa diré que la expresión «dar calabazas» no le ayuda a tener buena prensa. Le ocurre lo mismo que a los «espárragos» o a los «pimientos», otros pobres castigados por el significado coloquial de ciertas frases hechas. Por no mencionar al «bledo». ¿Sabíais que Google lo define como «planta de tallo rastrero…»? Si es que a veces no hay corazón.
El caso es que eso de cocinar calabazas es relativamente nuevo para mí. Comencé, en plan experimental, con un helado de crema de calabaza que, sinceramente, creí que tendría que tirar a la basura. Luego siguieron unas ricas galletas especiadas, un bizcocho y unos muffins rellenos y la cosa no hizo más que mejorar. En algún caso incluso la he utilizado como sustituta de la patata.
Así es que, después de un tiempo aprendiendo a conocernos, heme aquí hoy con otra receta donde la calabaza es protagonista. Se trata de un revuelto sorprendentemente bueno teniendo en cuenta lo fácil y rápido que resulta de preparar:
He dicho muchas veces que no soy una buena cocinera (ni siquiera una cocinera medianeja), así es que cuando aseguro que un plato es fácil, es fááááááácil. De hecho, mi media naranja (que actúa como guionista, director y editor en los vídeos del canal de YouTube) no pudo evitar soltar un «pero esta receta está chupada, no tiene nada».
Pero no confundáis sencillez con simpleza. Este plato está lleno de matices gracias a unos ingredientes que se equilibran realmente bien.
Tenemos: cebolla morada (que da un color estupendo), pimiento rojo, manzana (el contraste de sabor con la calabaza es fantástico), espárragos verdes (más color) y patatas fritas (¿hace falta que os recuerde lo buenísimas que están las patatas fritas??)
Y albahaca. Montones de albahaca (olor, color, sabor…)
Y entonces va una y piensa: «¿con qué se puede acompañar esto?».
Y la respuesta viene de forma inmediata y natural: con un alioli casero (suave o intenso, a gustos) y delicioso:
Antes de que alguien haga ascos y se siente tentado a saltarse la entrada por eso de «yo no como verdura», que lo piense bien. Cualquier plato que lleve patatas fritas merece una oportunidad.
Y en serio que este revuelto, que salió por accidente queriendo aprovechar las sobras de la pizza Montanara (los grandes descubrimientos tienen su origen en estúpidas casualidades), está muy, pero que muy, bueno.
Ingredientes (para 2 personas):
Ingredientes para el pisto de verduras:
* 2 cebollas moradas pequeñas
* medio pimiento rojo grande
* ¼ calabaza mediana, pelada y despepitada
* un manojo de espárragos verdes finos
* 1 manzana madura mediana
* 2 ó 3 patatas de guarnición (pequeñas)
* sal y pimienta negra molida
* ½ cucharadita orégano seco
* una pizca de albahaca seca
* un puñado de hojas frescas de albahaca
* aceite de oliva virgen extra (para freír)
Ingredientes para la salsa alioli:
* 200 ml aceite de girasol
* 1 huevo grande
* un chorrito de vinagre (blanco o balsámico)
* 1 ó 2 dientes de ajo
* una pizca de sal
* una pizca de estragón
Como esta receta es coser y cantar, podéis hacerla al ritmo de este vídeo musical. Recordad suscribiros al canal de YouTube de «Rico sin Azúcar»:
Calentamos el aceite de oliva en una cazuela ancha y alta y freímos las cebollas cortadas en cuartos, a fuego alto (queremos que se doren, no que se pochen):
Cuando comiencen a tomar color, agregamos el pimiento rojo cortado en trozos grandes. Revolvemos la mezcla, salpimentamos ligeramente y dejamos que se fría unos 5 minutos:
Agregamos la calabaza pelada y cortada en cubos medianos y salamos ligeramente. Seguimos con el fuego medio-alto durante 5 minutos, removiendo de vez en cuando para que todas las verduras se doren por igual:
Lavamos y cortamos los espárragos verdes finos y los agregamos a las demás verduras:
Sazonamos de nuevo con sal, pimienta negra molida, orégano y albahaca (fresca y en especia):
Por último agregamos la manzana cortada en dados (la dejamos para el final porque es lo que más rápido se cuece) y removemos bien:
Tapamos la cazuela, bajamos ligeramente el fuego y dejamos que las verduras se cuezan unos 10 minutos, o hasta que estén blandas pero no deshechas (nuestra guía será la calabaza: debe estar tierna si la pinchamos con un tenedor, pero entera y firme)
En una sartén aparte freímos las patatas, cortadas en dados medianos, en abundante aceite:
Cuando las patatas estén tiernas y doradas, las añadimos a las verduras y corregimos el punto de sal:
Para acompañar el pisto de verduras podemos preparar una salsa romesco, un pesto, una mayonesa o un alioli, que no es más que una base de mayonesa a la que añadimos más o menos cantidad de ajo, dependiendo si queremos una salsa más o menos picante.
En casa no somos muy amigos del ajo y con un diente nos llega y nos sobra.
Sólo hay que mezclar en un bol alto el aceite de girasol, la sal, el vinagre, el huevo, el estragón y el ajo pelado y troceado (podéis eliminar el germen para que no repita tanto):
Introducimos la batidora en el fondo del bol y batimos, sin moverlo, hasta que los ingredientes emulsionen. Cuando esté cuajada, podemos mover la batidora arriba y abajo para terminar de ligarlo todo:
Llevamos la cazuela de verduras a la mesa antes de que se enfríe, la sazonamos con unas hojitas más de albahaca fresca, un chorrito de aceite de oliva y sin más contemplaciones… ¡a comer!
Preferí no añadir frutos secos ni queso porque, sinceramente, el plato no lo necesita. No es soso, no cansa, y está lleno de contrastes dulces y salados que os encantarán.
Y aunque el chiste es malo malote, sólo puedo terminar deseando que… ¡os den calabazas!
Tiempo: 30 minutos (preparación)
Dificultad: baja