Lamingtons {rellenos de mermelada de fresa}

Dicen que el otoño ya ha llegado. No sé si el otoño, pero desde luego los virus, sí. Que me lo digan a mí, que he incubado (de forma completamente involuntaria y sin firmar un solo papel) un tremendo trancazo.
Y eso me ha hecho pensar en las enfermedades que pasé de pequeña.
Y eso me ha hecho pensar (mis neuronas no paran quietas) en las series infantiles que daban en la tele cuando era pequeña.
Y entonces me he acordado de una serie que transcurría en Australia, sobre unos niños pelín repipis que montaban a caballo y pasaban trepidantes aventuras en un campamento de verano en medio de una pradera semidesértica. Recuerdo a un malo malísimo (de tan malo te caía bien) al que los niños conseguían siempre chafar los planes y la melodía de la entradilla, alegre y pegadiza como ella sola.
Y eso me ha hecho pensar en las bellezas naturales de Australia: sus bosques de eucaliptus, sus selvas tropicales azotadas por monzones, la isla de Tasmania, el monte Uluru… (en realidad estoy pensando en el guapote de Chris Hemsworth, pero digamos que es por los eucaliptus y las frondosas selvas tropicales)
Y entonces he caído en la cuenta de que no sé absolutamente nada de la gastronomía australiana. A todos nos han explicado que la cocina francesa está considerada una de las más importantes del mundo (cito textualmente la wikipedia) pese a que se dedican a comer caracoles y ancas de rana, y que la norteamericana, en cambio, no vale un pimiento (pese a que prácticamente han inventado las hamburguesas, las alitas de pollo fritas, la salsa barbacoa, los perritos calientes, la tarta de manzana y el Refresco Más Consumido de la Historia)
Pero la cocina australiana es una gran desconocida.
Hasta ahora.

Os presento los lamingtons:

Lamingtons {rellenos de mermelada de fresa}

Ahora entiendo por qué los niños de la serie correteaban hipervitaminados y sobrexcitados por aquellas praderas: se acababan de zampar dos o tres lamingtons, con su chocolate, su bizcocho, su relleno de mermelada (sí, la cosa no hace más que mejorar) y su cobertura de coco rallado.

Lamingtons {rellenos de mermelada de fresa}

No seáis tan tímidos, miradlos más de cerca:

Lamingtons {rellenos de mermelada de fresa}

No os equivocáis: SON tan buenos como aparentan. La combinación de sabores, texturas y color, gracias al relleno, os dejará con la boca abierta (y con ganas de más)
Aunque el paso-a-paso parece largo, realmente son fáciles de preparar. Tuve mis segundos de pánico entre el baño de chocolate y el rebozado de coco («ahí va cuando la pifias», dijo mi conciencia, siempre intentando animar) Pero no hubo pifiadas y la cosa fue coser y cantar.

Ingredientes (para un molde rectangular de 30x22cm):
Ingredientes para el bizcocho:
* 1 yogur natural o griego
* 4 medidas de harina con levadura incorporada (o harina común y 5 gr levadura química de repostería)
* 1 ½ medida de tagatosa (o 3 medidas de azúcar)
* 1 ½ medida de aceite de girasol
* 4 huevos medianos
* 1 cucharadita de extracto de vainilla (o ½ vaina de vainilla o una cucharadita de ralladura de piel de limón)

Ingredientes para la cobertura:
* 240 gr leche entera
* 60 gr mantequilla
* 140 gr chocolate para postres o de cobertura (yo utilicé chocolate «Valor» para fundir sin azúcar)
* 250 gr coco rallado deshidratado

Resto de ingredientes:
* mermelada de fresa (yo utilicé mermelada «Helios Diet» de fresa sin azúcar)

En primer lugar, engrasamos las paredes de un molde cuadrado o rectangular y forramos la base con papel sulforizado.
Introducimos el molde vacío en el horno y lo calentamos a 180ºC únicamente con la resistencia inferior.

Mientras tanto, prepararemos un bizcocho básico de yogur.
Para ello, partiremos de la medida de un vaso de yogur (en mi caso, 125 gr de yogur griego) para calcular el resto de cantidades.
Mezclamos todos los ingredientes en un recipiente grande y los batimos con ayuda de unas varilla eléctricas, hasta obtener una crema espesa:

Cuando el horno esté caliente, retiramos el molde con cuidado y vertemos la crema en él, nivelando la superficie con unos ligeros movimientos laterales y golpeando el molde sobre la mesa para romper las burbujas de aire.
El motivo de verter la crema en el molde caliente en lugar de frío es que de este modo el calor se reparte más uniformemente y el bizcocho subirá de forma homogenea, sin crear montañas ni picos:

Horneamos el bizcocho, en la parte inferior del horno, durante unos 30 minutos, o hasta que la superficie esté dorada.
Como el bizcocho va a ir cubierto de chocolate y coco, no es problema si se abre, se rompe o queda un poco feo.

Una vez listo, lo retiramos y dejamos que se temple antes de desmoldarlo:

Una vez frío, desechamos los extremos (más bajos) y lo cortamos en cuadrados con ayuda de un cuchillo afilado:

Cortamos cada cuadrado transversalmente, como si fuéramos a preparar un bocadillo, y lo rellenamos con mermelada de fresa (o frambuesa o la que más os guste):

Cerramos el bocadillo y lo apretamos ligeramente:

En este punto yo coloqué todos los dados sobre una fuente, los tapé con plástico y guardé en la nevera para continuar la receta a la mañana siguiente.
El bizcocho se conserva perfectamente en la nevera, así es que no es problema. La ventaja de este reposo en frío es que el bizcocho se asienta y los bocadillos quedan más firmes para el siguiente paso (el baño en chocolate) sin que se abran o se desmonten.

A continuación preparamos la cobertura de chocolate.
En un cazo calentamos la leche con la mantequilla y removemos hasta que se disuelva:

Agregamos las onzas de chocolate y removemos constantemente hasta obtener una crema que cubra el dorso de una cuchara (la textura es similar a la de unas natillas ligeras):

Retiramos el chocolate del fuego y procedemos al último paso: el rebozado.
Disponemos la bandeja de bizcochos en un lado, el cazo de chocolate en otro y llenamos un plato hondo o una fuente grande con coco rallado:

Con ayuda de un tenedor y una cuchara, sumergimos los dados de bizcocho en el chocolate caliente hasta cubrirlos bien y dejamos que escurra el chocolate sobrante:

Pasamos rápidamente el bizcocho a la fuente y lo rebozamos en coco:

Repetimos el proceso con todos los dados de bizcocho, sustituyendo los cubiertos por otros limpios, si se manchan, para no mezclar coco en el cazo de chocolate o a la inversa.
Sinceramente, pensaba que este paso iba a ser un desastre pero resultó más fácil y limpio de lo que imaginaba.
Una vez rebozados en coco, pasamos los lamingtons a una rejilla y dejamos que se sequen.

También se pueden refrigerar unos minutos para acelerar la cosa (especialmente si acucia el hambre y veis que el público se impacienta)

Lamingtons {rellenos de mermelada de fresa}

Y estos daditos de coco, sosos a simple vista, se vuelven así de irresistibles cuando les damos un bocado:

Lamingtons {rellenos de mermelada de fresa}

Lo mejor de todo es que una vez que el chocolate se seca, no mancha ni se pega a los dedos (el coco es un brillante aislante) Y además se conservan tiernos y jugosos más de tres días.

Lamingtons {rellenos de mermelada de fresa}

Otro ejemplo más de las bellezas naturales de Australia 😉

 
Tiempo: 30 minutos (horneado) + 45 minutos (preparación)
Dificultad: media

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