Como me pasa siempre, el pan viene al rescate.
Por muy mala que sea la racha que esté uno atravesando (hoy acabo de saber que mi plan vacacional ha sido machacado, aplastado, espachurrado, triturado y pulverizado hasta reducirlo a un puñado de deprimentes micropartículas…), por muy desatrosos que resulten los últimos experimentos culinarios (galletas que se atascan en la manga pastelera y se empeñan en no salir, tartas de crema que se desparraman y no quieren cuajar…), una buena receta de pan siempre da alegrías.
Los panecillos de hoy son perfectos para arreglar las miserias del espíritu. Y no sólo porque no se trata de un pan corriente y moliente (es un brioche tierno y esponjoso) sino porque el aroma del relleno os desperará tanto el ánimo como el apetito.
Quien avisa no es traidor, y ya os digo aquí en el tercer párrafo, que no es una masa fácil. El brioche es lo que tiene: es bonito, es tierno, es perfecto en textura y forma, pero es puñetero (húmedo, pegajoso y capaz de sacar de quicio a quien no lo trabaje con mucha paciencia)
Siempre se puede optar por una versión más «pan-pan» (eliminando la mantequilla y los huevos y recalculando las cantidades de harina y líquidos para una hidratación, pongamos, al 60%) Así se perderá esa textura tipo «bollito» y se obtendrá una corteza más dura semejante a la de un panecillo.
Los valientes podéis optar por esta versión brioche y deleitaros con sus aromas.
Porque el aroma y el sabor es otro punto fuerte de esta receta. La albahaca es una de mis especias favoritas (todas las cocinas deberían venir de serie oliendo a mantequilla y albahaca) y el relleno salado, a base de pesto y queso cheddar (o cualquier otro queso graso fundente que os guste), es un puntazo.
¿Os animáis a probarla?
Ingredientes (para 8 unidades):
Ingredientes para la masa:
* 370 gr harina de fuerza
* 3 huevos mediano (160 gr aprox, pesados sin cáscara)
* 8 gr levadura seca de panadería
* 60 gr leche tibia
* 5 gr sal
* 160 gr mantequilla a temperatura ambiente
Resto de ingredientes:
* 4 cucharadas de salsa pesto
* queso cheddar rallado
* huevo batido (para pintar)
Para preparar la masa mezclamos todos los ingredientes en un recipiente grande, excepto la mantequilla y con ayuda de las manos, unas varillas o un gancho para amasar, lo ligamos bien hasta que queden perfectamente integrados (unos 5 minutos a máquina):
Para preparar la masa mezclamos todos los ingredientes en un recipiente grande, excepto la mantequilla:
Cortamos la mantequilla en dados y la incorporamos poco a poco, mezclando al mismo tiempo y dejando tiempo a que se absorba antes de incorporar más:
Como en todos los brioches, la masa es bastante húmeda y pegajosa (es esa hidratación la que les da un acabado esponjoso y tierno) y el amasado es largo y pesado (llevará entre 20 y 30 minutos), de modo que lo más aconsejable es trabajar con una máquina amasadora y no a mano (a menos que realicéis tandas de amasados y pausas)
Si la masa se pega a las paredes del molde, utilizad una espátula de goma o una rasqueta para arañarla y devolverla al fondo del recipiente.
Una vez incorporada la mantequilla, la masa tendrá una textura brillante, elástica y gomosa, como un chicle:
La volcamos sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada, le damos unas palmaditas para aplastarla ligeramente y con ayuda de una rasqueta (para no se pegue masa en las manos y evitar añadir más harina de la necesaria) la doblamos sobre sí misma en cuatro capas.
Es decir:
Doblamos el extremo izquierdo hacia la derecha, hasta la mitad de la masa: 1 capa.
Doblamos el extremo derecho hacia la izquierda sobre el pliegue anterior: 2 capas.
Doblamos el extremo superior hacia abajo, hasta la mitad de la masa: 3 capas.
Doblamos el extremo inferior hacia arriba sobre el pliegue anterior: 4 capas.
Mis fotos son todo menos descriptivas (es difícil retratar un paso-a-paso con una sola mano sin que se caiga la cámara dentro de la masa o se pringue de grasa)
La idea es hacer un pequeño paquete lo más compacto posible:
Una vez hemos doblado la masa, le damos la vuelta y la colocamos dentro de un recipiente engrasado, lo tapamos con plástico o un paño y dejamos que fermente durante 1 hora o hasta que doble su volumen:
Volcamos de nuevo la masa sobre la superficie de trabajo enharinada y repetimos los 4 pliegues anteriores. Volvemos a «empaquetar», le damos la vuelta a la masa, la introducimos de nuevo en el molde y dejamos que repose toda la noche en frío dentro de la nevera:
Retiramos la masa de la nevera y la volcamos sobre la superficie de trabajo. Comprobaréis que ahora es menos pegajosa y resulta más fácil de trabajar.
La dividimos en 4 porciones iguales (utilizad una báscula digital para aseguraros de que las piezas pesan lo mismo):
Tomamos una de las piezas y la estiramos con ayuda de un rodillo hasta formar una plancha alargada (de 40cmx20xm, aproximadamente):
La pincelamos con salsa pesto dejando un margen de 2cm en uno de los bordes:
Repartimos encima un poco de queso cheddar rallado:
Humedecemos el extremo sin salsa con un poco de agua y enrollamos la masa como si fuera un brazo de gitano, sellándolo bien.
Lo hacemos rodar sobre la superficie de trabajo para estirarlo, con cuidado, hasta conseguir un tronco de unos 50cm de longitud. Esto puede ser complicado, así es que si la masa comienza a rasgarse, no estiréis más:
Dividimos el tronco el 2 partes iguales:
Cortamos el tronco con un cuchillo afilado, dejando una unión:
Enrollamos las dos patas del tronco a modo de tirabuzón:
Enrollamos la cuerda sobre sí misma para formar una caracola:
De las 4 porciones obtendremos un total de 8 caracolas.
Las colocamos sobre una bandeja cubierta con papel sulforizado, las tapamos con un paño y dejamos que reposen durante 1 hora en un lugar cálido (por ejemplo, el interior del horno encendido a 30º):
Las pintamos con huevo batido:
Y las introducimos en el horno, previamente calentado a 180ºC, y las horneamos durante unos 20-25 minutos (ojo: ¡cada horno es diferente!) o hasta que el brioche quede bien dorado.
Retiramos la bandeja del horno y dejamos que se enfríen sobre una rejilla.
Como todas las masas, su mejor momento es éste: recién hechas y aún templadas.
Si sois realmente valientes, podéis cortar los nudos transversalmente y rellenarlos de jamón, salmón ahumado, tomate, mayonesa… (como haríais con unos bagels)
Buen provecho y buena semana.
Tiempo: 20 minutos (preparación) + 2 horas (fermentación) + 12 horas (refrigerado) + 25 minutos (horneado)
Dificultad: media
Maaadre, Helena, cuanto siento lo de tus vacaciones, jorobado pensar con tanto tiempo de antelación que te han fastidiado el plan. Piensa por otro lado que tienes cierto margen de maniobra para planear otra cosa.
Me pasa como a ti, las masas cada día me abducen más, se dejan querer, mimar y cuando casi les has pillado el punto, siempre son agradecidas y no te la juegan, no pasa lo mismo con otras elaboraciones.
Sinceramente, el pesto no me seduce como relleno, pero ese corte que le haces a la masa y que después se ve tan atractiva, la voy a hacer y sí, merece la pena trabajar una masa pegajosa porque el resultado es delicioso.
bicos
¡Qué pinta más rica, por favor!
Con lo que me gusta a mi el pesto, el queso y, por supuesto, el pan!!!
Gracias por compartir la receta.
A ver si me animo a probarla.
¡Un besote!