¿Oiga? ¿Servicio de reclamaciones?
Se supone que desde el 20 de Marzo en este lado del hemisferio otros disfrutan de la llamada «primavera». Sí, sí, esa estación que los coruñeses sólo conocemos de oídas (gracias a nuestra atípica idiosincrasia meteorológica) y a la que, a estas aturas del año, aún no hemos visto el pelo.
La temperatura ha caído en picado, tengo agua hasta en los bolsillos de los pantalones y temo que mi paraguas se pida la baja por estrés…
O bien la culpa es de la dichosa marmota Phil, o significa que alguien en algún sitio está disfrutando nuestra (¡nuestra!) primavera y que cuando nos la devuelva, usada y a medio gastar, no durará ni dos semanas (lo que también viene siendo cosa habitual)
Pero le he encontrado el lado positivo, después de revolver mucho. Con esta vuelta temprana al invierno (quizá es que nunca nos fuimos del todo), siguen apeteciendo esos platos de horno contundentes y calentitos. De los que ayudan a dormir después la siesta, cubiertos con una mantita, mientras afuera arrecia el temporal.
La receta de hoy es de las que dejan el estómago contento y satisfecho. No va cargada de grasas ni de proteínas, así es que además del estómago, vuestras arterias lo agradecerán.
El plato en cuestión se llama börek y recuerda a una lasaña de masa filo rellena de dados de queso feta y espinacas. Es más sencillo de lo que parece, aunque tenga muchos pasos (todos fáciles y repetitivos)
No contiene salsas espesas ni varios tipos de quesos fundentes y pese a eso (raro en mí), me ha llamado mucho la atención: es sabrosa, es tremendamente presentable y muy fácilmente tuneable.
La receta original la encontraréis en el blog Foolproof Living, que además contiene un utilísimo vídeo que deja en evidencia mis trillones de fotos intentando explicar de forma inteligible cada paso a paso.
Ingredientes (para 4 personas):
Ingredientes para la crema:
* 125 gr leche
* 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
* 1 huevo
* 2 cucharadas de yogur griego
* una pizca de sal y de pimienta negra molida
Resto de igredientes:
* 600 gr espinacas frescas y troceadas
* una cebolla mediana
* una pizca de sal y de pimienta negra molida
* 10 hojas de pasta filo
* 250 gr queso feta
* semillas de sésamo, lino o amapola
* un huevo batido (para pintar)
Estoy tentada a mandar al cuerno mis fotos, pero como me costó cerca de 3 horas entender el orden en que estaban sacadas, os reproduzco a continuación el paso-a-paso.
Si os perdéis en las cuentas, revisad el vídeo al inicio de la receta original.
En primer lugar dejamos preparada la crema con la que untaremos la masa filo.
Para ello, mezclamos todos los ingredientes en un recipiente:
Guardamos la crema en la nevera y reservamos.
A continuación preparamos el relleno.
En una cazuela alta sofreímos a fuego lento la cebolla, finamente picada, hasta que cristalice:
Agregamos las hojas de espinacas lavadas, la sal y la pimienta, y dejamos que se sofría lentamente durante unos 5 minutos, o hasta que haya soltado todo el líquido, esté tierna y adquiera un color oscuro:
Cuando esté lista, utilizamos un colador para extraer toda el agua sobrante y dejamos que se enfríe:
A continuación forramos una bandeja grande de horno con papel sulforizado y colocamos 2 hojas de masa filo, estirándolas bien y con cuidado para eliminar los dobleces:
Pincelamos la masa con 3 cucharadas de la crema de yogur y aceite:
Repetimos el proceso: 2 hojas más de pasta filo y 3 cucharadas de crema de yogur:
Colocamos 1 hoja de masa filo y repartimos sobre ella las espinacas bien escurridas y el queso feta en dados:
Cubrimos con 2 hojas más de masa filo y pincelamos de nuevo con la crema:
Repetimos la operación con otras 2 hojas de masa filo y más crema de yogur.
No olvidéis humedecer bien los bordes de la masa (sed generosos, hay crema de sobra):
Colocamos la última hoja de masa filo y la pintamos con el resto de crema:
Sí, suman 10 hojas en total (lo he comprobado varias veces) 😉
Envolvemos la bandeja de horno con papel de aluminio y la guardamos en la nevera un mínimo de 2 horas (o toda la noche):
Transcurrido ese tiempo, retiramos el börek del frigorífico y lo cortamos en cuadrados (del tamaño que deseemos nuestras raciones):
Lo pintamos con huevo batido:
Y lo espolvoreamos con semillas de sésamo, lino o amapola:
Introducimos el börek en el horno, previamente calentado a 180ºC, durante unos 30-35 minutos, o hasta que esté bien dorado.
Retiramos, servimos y paladeamos:
Si queréis jugar con los contrastes de sabores, podéis añadir pasas al relleno. En este caso yo no incluiría piñones (las semillas ya aportan una textura crujiente)
Para los más carnívoros, no veo inconveniente en sustituir la verdura por una salsa boloñesa (con la precaución de escurrir el líquido)
A los más atrevidos les animo a practicar un combinado börek-empanada utilizando atún y tomate o bacalao con pasas.
De repente me está entrando mucha hambre.
Y con vuestro permiso, me voy a secar los pantalones.
Buen provecho.
Tiempo: 30 minutos (preparación) + 2 horas (refrigerado) + 35 minutos (horneado)
Dificultad: baja
Hola, Helena!!
Hace unas semanas vi esta receta en Canal Cocina, la hizo una cocinera griega que tiene un programa ahora. Es muy similar a mi Pascualina de toda la vida, solo que yo la hago con masa de empanada y prefiero utilizar acelgas, por cierto, ayer hice dos, una que se llevó mi hijo Ale que estuvo unos días y se la llevó para Ibiza y otra que nos la quedamos nosotros, en mi casa somo fans enloquecidos de esta empanada italiana.
Dicho lo cual, me gusta mucho y esa masa philo crujientita le debe queda impresionante.
Abrígate, esta mañana en 4 camino, 7º , esto parece una broma, estamos teniendo más frío que en diciembre.
bicos
Delicioso Helena!
Me encanta la receta con ese relleno, aunque los otros que propones pues también muy ricos.
Vaya primavera que llevamos, aquí en Madrid semana lluviosa!
Besos
Hola, Helena,
Gracias por la receta. Debo probarla, ya que promete bastante. Por mi parte, preparo algo muy parecido que es la spanakópita griega (sin yoghurt).
Me alegro que te guste, José. Realmente, la cocina griega y la turca tienen mucho en común. La spanakópita tiene una pinta fantástica.
Saludos