Os voy a contar una anécdota.
Nos ocurrió en un restaurante de una bella y conocida ciudad de Galicia. No mencionaré la ciudad (digamos que fue en Santiago) ni el nombre del restaurante en cuestión, para no dejarlo en evidencia (pongamos que se llama «A Casa da Viña» y está en la Rúa San Lázaro)
Para que situéis la escena, éramos un grupo de 7 personas y estábamos a finales de Julio, de visita a esa bella y conocida ciudad antes de asistir a un concierto (por decir algo, supongamos que tocaba Mark Knopfler)
Cuando empezaron a tomarnos nota de los postres y mi costilla encontró en la carta un tentador cheesecake con frutos rojos, le dijo al camarero:
«Yo tomaré la tarta de queso»
El camarero levantó la vista (y el bolígrafo) y ligeramente aturdido, respondió:
«No tenemos de eso»
A lo que mi costilla, señalando la carta, dijo:
«Sí, el cheesecake»
«Ah», soltó aliviado el camarero, «eso sí».
La anécdota, aunque tontuela, tiene una lectura más profunda que merece un momento de reflexión.
En mi empresa se ha impuesto la norma de traducir todos los cargos al inglés. El Presidente no es Presidente: es Group Executive Chairman. Tampoco hay Directores Ejecutivos sino Executive Directors. A las secretarias se las llama Personal Assistant (un nombre tan sugerente y equívoco como estúpido) Hay incluso un departamento llamado Global Internal Networks (lo acabo de comprobar) que no he conseguido descubrir a qué se dedica.
Un pequeño detalle: mi empresa no es norteamericana ni británica. Es española.
Esta moda anglosajonizante es relativamente reciente, y se ha extendido especialmente rápido en el mundo de la cocina.
Cuando leo en revistas y blogs cosas como «cookies de nueces» o «carrot cake con mascarpone y avellanas», no puedo evitar quedar ligeramente aturdida, como aquel camarero, pero ante la situación inversa. De todos, mi preferido es el apple pie. Será que «pastel de manzana» les parece cosa de andar por casa, simple y mundana.
Dejemos a los puddings, challahs y coulants con su nombre original (tampoco es cuestión de crear monstruos lingüísticos) pero llamemos «galletas» a las cookies y «tarta de queso» al cheesecake.
Todo ese rollo me ha venido a la cabeza porque estoy un pelín harta de no entender el directorio de mi empresa.
Y también porque, si yo fuera una de esas revistas o blogs, me sentiría tentada a bautizar las galletas de hoy como «soft orange cookies», cuando no son otra cosa que unas galletas de naranja blanditas y tiernas.
Las galletas son un poco feotonas, pobrecillas, aunque también podrían llamarse «rústicas» (un comodín eufemístico que disimula malformaciones, chamuscamientos y otras aberraciones culinarias)
Pero eso sí: de sabor están un rato buenas. El aroma a naranja es muy intenso y el chocolate blanco aporta un ligero toque a vainilla que combina a la perfección.
La receta original es de este blog polaco (como el tema de hoy va de traducciones, os aclaro que tiene formato bilingüe polaco-inglés) y me parece estupenda: la masa no requiere refrigerado previo (¡bien!) y son muy fáciles y rápidas de preparar.
¿La galleta perfecta?
Oh, yeah.
Ingredientes (para 25-30 galletas):
* 350 gr harina
* 5 gr levadura química de repostería
* 35 gr tagatosa (o 70 gr azúcar)
* 100 gr chocolate blanco (yo utilicé chocolate blanco «Torras» sin azúcar)
* 80 gr mantequilla
* 1 huevo mediano
* ralladura de piel de una naranja grande
* zumo de media naranja grande y madura
* tagatosa o azúcar glas (para espolvorear)
En un recipiente grande mezclamos la harina junto con la levadura química, el azúcar (o edulcorante) y el chocolate blanco finamente troceado. Removemos todo con una cuchara:
Agregamos la mantequilla en dados y la deshacemos con los dedos (o con la pala de la amasadora) hasta obtener unos grumos:
Añadimos el huevo, toda la ralladura de una naranja grande (como orientación, la mía pesaba 345 gr) y solamente el zumo de la mitad de la naranja:
Amasamos a mano o con la pala hasta que la masa ligue y quede bien compacta:
La textura es similar a la de una masa corriente de mantequilla: debe ser dúctil y maleable pero no pegajosa:
Una vez lista, formamos bolitas de masa (del tamaño de una pelotita de ping-pong, aproximadamente) y las colocamos sobre una bandeja cubierta con papel de horno:
Como la masa tiene tropezones de chocolate, no os quedará totalmente lisa y las bolitas seguramente os queden algo irregulares y feotonas. No pasa nada, recordad (y explicad a la audiencia) que estas son unas galletas «rústicas».
Introducimos la bandeja en el horno, previamente calentada a 180ºC, durante unos 13 minutos. No queremos que las galletas se doren ni tuesten en exceso, o no quedarán tiernas.
Retiramos la bandeja del horno, dejamos que se templen un poco y las espolvoreamos con azúcar glas (o tagatosa
Y de la bandeja, directamente a la boca.
Yo las encuentro perfectas para mojar en un vaso de leche o en un té. Son delicadas, tiernas y su sabor tan concentrado las convierte en bocados exquisitos.
Son tan fáciles y rápidas de hacer que no tenéis excusa. Buscad un hueco libre (antes de vuestra clase avanzada de inglés, por ejemplo) y en media hora prepararéis unas deliciosas galletas que os alegrarán el día.
Tiempo: 20 minutos (preparación) + 13 minutos (horneado)
Dificultad: baja
Querida, Helena!! Esas galletitas me parecen ideales para mi que hago poquísimas galletas porque siempre me parece que «enredo» mucho para tan poco y termino haciendo un bizcocho. Con las tuyas no hay que estirar ni pasarse media tarde al lío, me las apunto. Por otro lado, menos mal que hay alguien además de mí que se está dando cuenta de la invasión asesina que no están haciendo del inglés. Parece que todo tiene más glamour si se dice en inglés, así que no hace falta más que dar un paseo por la ciudad y ver los nuevos rótulos, me cabrea hasta el extremo. Total, que yo últimamente me paso toda la jornada laboral con el traductor, y no de inglés, de gallego. Estamos entrando en nuevos tiempo, aunque lo del gallego, lo racionalizo y lo entiendo, pero lo del inglés? pahabernosmatáo… Biquiños
(por cierto, enhorabuena por el video de la semana pasada, me ha requeterechiflado)
Gracias Isa!
Yo empiezo a empacharme de tanta Bakery Shop y si encima le añades ese look vintage que se ha puesto de moda últimamente, el tema cansa.
Y prueba las galletas sin falta, que están deliciosas 😀
+ Biquiños!