A estas alturas de la película ya no es un secreto que las galletas son algo que me pirra. De hecho, en el blog, las recetas de galletas son las segundas en número después de las de pan (otra pirrada)
Otro hecho conocido es que me pierden los frutos secos y la mermelada (no necesariamente por este orden)
Como las matemáticas se cumplen la mayoría de las veces (y si no, lo llaman «paradoja» y tardan unos 500 años en encontrar la solución), si sumamos los frutos secos, la mermelada y las galletas, el resultado sólo puede ser un rotundo «10». Y es que las galletas con mermelada son un invento que supera incluso a las galletas con chocolate.
La verdadera paradoja es cómo una receta tan sencilla y con tan pocos ingredientes puede estar así de buena y lucir así de impresionante:
Encontré la receta original aquí y reconozco que fue amor a primera vista. Siempre me han chiflado las galletas y pastelitos rellenos de higos, dátiles, orejones o ciruelas, aunque la dichosa diabetes me obliga a mirarlos de lejos.
Esta vez no me he podido resistir, y es que os aseguro que son algo que hay probar una vez en la vida (luego podéis moriros y echarme la culpa…)
La receta original emplea higos naturales para el relleno, que cuece con azúcar y jugo de limón hasta obtener una compota. Yo me ahorré el viaje y compre directamente la compota.
Aunque la mermelada de higo me parece deliciosa, podéis sustituirla por cualquier otra que os guste.
Respeté el uso de harina de espelta, pero se puede emplear harina de trigo común. En ese caso, es probable que las galletas queden un poco más pálidas y no tengan el dorado espectacular que aporta la espelta.
Ingredientes (para 10-12 galletas)
Ingredientes para la masa:
* 200 gr harina de espelta
* 90 gr mantequilla fría
* 30 gr tagatosa (o 60 gr azúcar)
* 1 huevo
* 5 gr (una cucharadita) levadura química de repostería
* una pizca de sal
* ralladura de piel de medio limón
Ingredientes para el relleno:
* 285 gr mermelada de higo (yo utilicé rapsodia de higos de St.Dalfour, sin azúcar ni edulcorantes añadidos)
* 100 gr almendra fileteada
Además del paso-a-paso habitual, podéis ver el vídeo de la receta en el canal de YouTube de Rico sin Azúcar:
En primer preparamos la masa, mezclando todos los ingredientes en un recipiente grande, hasta obtener una pasta bien compacta:
Terminamos de amasar la pasta con las manos, formamos una bola, la envolvemos en plástico transparente, la aplastamos un poco y la refrigeramos en la nevera un mínimo de 30 minutos:
En cuanto la masa esté firme (no es necesario que esté dura como una piedra), la colocamos entre dos hojas de papel de horno y la estiramos para formar una plancha rectangular de unos 50x30cm.
Si el rectángulo perfecto no sale a la primera (lo normal), también se puede hacer una plancha ovalada y recortar y pegar las esquinas:
Para el relleno, repartimos la mermelada sobre la base de la masa, dejando un borde libre de 2cm:
Nota:
La receta es de «10», pero tiene su peaje. Yo utilicé mermelada de la marca St.Dalfour, que no contiene azúcares añadidos. En lugar de edulcorantes, utiliza zumo concentrado de frutas, de modo que tampoco puede decirse que el índice glucémico, en cómputo total, sea bajo. Si padecéis diabetes o alguna intolerancia al azúcar, tenedlo en cuenta para sumar las raciones de hidratos:
Sobre la mermelada repartimos la almendra fileteada:
Ayudándonos del papel de horno, doblamos hacia dentro la mitad del extremo superior de la masa:
Ahora doblamos la mitad inferior sobre la primera:
De este modo nos queda un tronco cerrado, que sellaremos bien pellizcando en las esquinas para que no se escape el relleno:
Damos la vuelta al tronco, de modo que el cierre quede en la parte inferior:
Introducimos la masa en el horno, previamente calentado a 170ºC, durante unos 40 minutos (ojo: ¡cada horno es diferente!), o hasta que la masa esté bien dorada.
Retiramos el tronco del horno y dejamos que se temple unos minutos hasta que podamos manipularlo con las manos sin quemarnos.
Con un cuchillo de sierra afilado, cortamos rebanadas de un dedo de grosor, con cuidado de no romper demasiado la masa:
Veréis que, recién hecha, la masa es delicada y se quiebra con facilidad. No toqueteéis las galletas hasta que no estén completamente frías (se irán endureciendo a medida que templen) La ventaja es que pueden prepararse con antelación y estarán buenísimas al día siguiente. Lo malo es que tendréis que saber resistiros para probarlas si no queréis convertirlas en un montón de migas…
Las galletas son de una exquisitez sin igual: tiernas por fuera y extremadamente dulces y melosas por dentro. La almendra fileteada es un complemento que combina a la perfección.
¿Preparados para hacer las galletas este fin de semana?
Perfecto, ese es el espíritu.
Buen provecho.
Tiempo: 20 minutos (preparación) + 30 minutos (refrigerado) + 40 minutos (horneado)
Dificultad: baja
¡Qué pintazaaaa! A mi padre le pirran los higos, así que voy a intentar hacérselas un día. Tengo tagatosa aún así que las haré sin azúcar, que nos vendrá bien a los dos. Gracias por compartirla (y por el súper útil paso a paso) 🙂
Me alegro que te gusten, y ya verás como, de tan fáciles que son, las repites más veces 😀
¡Que las disfrutéis los dos!
Besos