Aprovechando la inercia que llevamos con los dulces típicos de estas fechas (panellets, huesitos de Santo, buñuelos de viento…) y viendo que ya vamos cuesta abajo de un tirón hacia Navidad (escalofriante: falta poco más de un mes…), las calorías de esta receta ni las vais a notar. De hecho, os ayudarán a ejercitar el estómago para lo que está por llegar de aquí a Diciembre.
¿De qué va la cosa?
Pues de este pan challah, bonito y delicioso a partes iguales:
El challah es un pan que se consume tradicionalmente en Sabbath y durante las festividades judías, y lo más característico es su elaborado trenzado, ya sea en forma de hogaza alargada o redondeada.
El trenzado es la parte más divertida (y no tan complicada) del invento. Con un poco de práctica, pueden hacerse verdaderas obras de arte.
Pese a que por su aspecto puede parecer un brioche, realmente es una masa de pan, con textura de pan en corteza y miga, aunque enriquecida con huevos y azúcar (en algunos casos se emplea miel), lo que lo convierte en un pan dulce festivo muy golosón.
Hay muchas variaciones y todas fantásticas, pero básicamente me guié por dos recetas: este delicioso challah de chocolate y naranja y este sorprendente challah de calabaza y chocolate.
De la receta con calabaza me gustó mucho el color que adquiere la miga, así es que, como hicimos en este dulce de almendras, herví y trituré una naranja, que fue enterita (con su piel y su pulpa) a la masa de pan.
Si este color dorado no es casualidad (ni photoshop), imaginad el aroma y el sabor…
Este challah de hoy podría sustituir sin problemas a un buen postre, porque lleva fruta (recordad mencionarlo cuando pidáis una segunda ración), crema de cacao, pepitas de chocolate y avellanas troceadas.
Ingredientes (para un pan de 1kg, aprox)
Ingredientes para la masa:
* 1 naranja mediana (200 gr, aprox)
* 125 gr agua tibia
* 25 gr levadura fresca o 10 gr seca de panadería
* una cucharadita de azúcar (opcional)
* 3 yemas
* 1 huevo mediano
* 1 cucharada de aceite de girasol
* media vaina de vainilla
* 1 cucharadita de ralladura de piel de naranja
* 50 gr tagatosa (o 100 gr azúcar)
* 550 gr harina de fuerza
Ingredientes para el relleno:
* crema de cacao y avellanas (Nocilla o Nutella) o chocolate para fundir (yo utilicé crema de cacao y avellanas con tagatosa de «Dambert Nutrition»)
* un puñado de avellanas tostadas finamente picadas
* unas limaduras de chocolate sin azúcar (yo utilicé chocolate con leche «Valor» sin azúcar)
* 1 clara batida con unas gotas de agua (para pintar)
En primer lugar preparamos el puré de naranja.
Para ello, seguimos los pasos :
Cuando la naranja esté tierna (si al pincharla con un cuchillo podemos atravesar la piel sin esfuerzo, estará en su punto), la troceamos y colocamos en el vaso de la batidora:
La trituramos hasta obtener un puré:
Reservamos hasta que se enfríe.
En un recipiente o el bol de la amasadora, mezclamos la mitad del agua tibia (65 gr) con la levadura y la cucharadita de azúcar:
Dejamos que la mezcla fermente 10 minutos, hasta que comiencen a formarse burbujas y una capa de espuma en la superficie:
Incorporamos el resto de ingredientes: el resto del agua, las yemas, el huevo entero, el aceite de girasol, el contenido de media vaina de vainilla, la ralladura de piel de naranja y el azúcar (o tagatosa):
Con ayuda de unas varillas eléctricas, batimos los ingredientes hasta obtener una crema espumosa:
Agregamos la pulpa de naranja, ya fría, y continuamos batiendo:
Agregamos la harina, poco a poco, dejando que se incorpore totalmente antes de añadir más:
Cuando la masa comience a espesar, sustituiremos las varillas por el gancho de amasar (siempre a velocidad mínima):
Si la masa se engancha a las paredes del bol, podemos arañarla con una espátula:
Continuaremos amasando hasta que esté bien ligada y se separe de las paredes del recipiente:
Volcamos la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y la amamos con ayuda de una espátula.
Ojo, la masa es húmeda y bastante pegajosa: si se trabaja con las manos veréis que se os engancha a los dedos con facilidad. Lo mejor es trabajar la masa con la espátula y tocarla con las manos espolvoreadas con harina.
No la toquetearemos demasiado, simplemente haremos varios pliegues sobre sí misma y formaremos una bola:
Introducimos la bola en un recipiente limpio espolvoreado con un poco de harina, lo cubrimos con plástico transparente y lo guardaremos en la nevera toda la noche hasta la mañana siguiente:
Cuando trabajamos con masas húmedas como ésta, lo más conveniente es recurrir a estas fermentaciones largas en frío. De este modo la masa sube, se enfría y resulta mucho más fácil de trabajar después.
A la mañana siguiente retiramos el recipiente de la nevera y lo dejamos a temperatura ambiente 1 hora:
Como veis, la masa ha aumentado el doble de volumen, así es que recordad usar un bol grande o subirá tanto que se saldrá de los bordes del recipiente (y os pasaréis la tarde recogiendo restos de masa por los estantes de la nevera, y eso no es una forma divertida de pasar la tarde…)
Enharinamos ligeramente la superficie e trabajo y volcamos la masa.
La dividimos en 2 partes iguales (para asegurarnos que pesan lo mismo, utilizaremos una báscula):
Trabajaremos con una de las mitades:
La estiramos con el rodillo hasta formar un rectángulo de unos 30×20 cm, aprox:
Repartimos la crema de cacao y avellanas (también llamada Nocilla) con una espátula, dejando 2,5cm sin cubrir en el extremo superior:
Repartimos las avellanas finamente picadas y el chocolate troceado:
Empezando por el extremo inferior, enrollamos la plancha como si fuera un brazo de gitano:
Antes de cerrarla, nos mojamos las puntas de los dedos y apretamos ligeramente el extremo de la masa. De este modo se sellará mejor:
Cerramos y unimos los bordes:
Repetimos la operación con la otra mitad de la masa, de modo que obtendremos 2 troncos:
Dejamos reposar los troncos tapados con un paño, sobre una hoja de papel de horno y la unión en la parte inferior, durante 1 hora.
Transcurrido ese tiempo, cortamos ambos troncos transversalmente con un cuchillo bien afilado:
Ahora toca trenzar.
El primer paso consiste en unir los 4 extremos de las tiras de masa. Nos humedecemos las puntas de los dedos y sellamos la masa, apretando bien:
Saqué fotos de todos los pasos del trenzado: una pata a la izquierda, otra pata a la izquierda y una pata a la derecha; otra vez una pata a la izquierda, otra a la izquierda y otra a la derecha…
Pero va a ser muchísimo más efectivo que lo veáis vosotros mismos en este fantástico vídeo («Cómo trenzar un pan de hasta 9 cabos»)
Es tan hipnótico que a uno que le entran ganas de ponerse a calcetar con los cordones de las cortinas:
¿A que no es tan difícil?
Corregid y recolocad la posición de las cuerdas para que el trenzado quede bien montado. El relleno de chocolate puede fastidiar un poco la manipulación de la trenza, pero os podréis chupetear los dedos después (es broma: no hagáis esa guarrería!!)
Cuando tengamos nuestro challah trenzado, remataremos los cabos introduciéndolos debajo del extremo inferior:
Tapamos el challah con un paño y lo dejamos reposar un mínimo de 1 hora.
Por último, mezclamos una de las claras sobrantes con una cucharada de agua y pincelamos la trenza (procurando no arrastrar el chocolate):
Introducimos el pan en el horno, precalentado a 200ºC (en la función «masas», si tenéis), durante unos 15 minutos.
Comprobaremos si está muy tostado y, en su caso, lo cubriremos con una hoja de aluminio. Lo horneamos 15-20 minutos más (ojo: ¡cada horno es diferente!) hasta que tenga un color bien dorado y la base suene hueca al golpearlo.
Dejaremos descansar nuestro challah sobre una rejilla para que se enfríe antes de presentarlo a la mesa.
Y seguro que os hacen una reverencia (seguida de vítores y aplausos) si presentáis esta belleza:
Es un pan delicioso para tomarlo solo (pellizcando cachitos), acompañado de un café, un té o un chocolate, o para cortar y hacer tostadas.
Esta es una de las infinitas variaciones de challah posibles.
Podéis endulzar la masa rellenándola de naranja confitada, o decorarlo una vez horneado con unos estéticos chorretones de chocolate blanco.
Los más cobardicas pueden optar por un pan de diario menos calórico (que no menos bueno), eliminando el relleno y el azúcar y espolvoreándolo con sésamo o semillas de amapola.
Tiempo: 2 horas + 12 horas (reposo) + 35 minutos (horneado)
Dificultad: media
Maravilloso, Helena!! súper bien explicado , me encanta como te ha quedado, llevo tiempo con ganas de hacer esta trenza que es tan mona y al tiempo tan rica. Además estamos en momento bollería, me rechifla amasar con lluvia, y este próximo finde, tendremos abundantes parece.
biquiños
(te escribo para contarte una cosa)
Me alegro que te guste, Isa 😀
La verdad es que está bueno hasta decir basta…. y lo mejor es que no lleva mantequilla, ¡¡bieeeeen!!
El trenzado es muy fácil, y el vídeo está tan bien explicado que no hay lugar a error. Estoy por ponerme a probar la trenza de 9 cabos, ¡auch!
Biquiños y buen finde lluvioso
Hola, ¿cuanto tiempo aguanta birn despues de estar hecho?. Gracias, un saludo.
Aguanta bien-bien un par de días. A partir de ahí comienza a endurecerse poco a poco, como cualquier pan. En ese caso es buena idea recurrir a las tostadas.
Saludos!