Hay un par de helados que me moría de ganas de probar este verano: el de café (quizá con unas pepitas de chocolate) y el de avellanas (los frutos secos siempre dan helados densos y cremosos)
Había puesto la cubeta de la heladera en el congelador y ya tenía comprada la nata y las avellanas cuando, buscando la receta, encontré esta otra delicia de «Playful Cooking»:
Lo primero que pensé fue: «oooooooh». Y luego: «¡¡¡OOOOOOOH!!!»
Cuando hablan de los «clásicos italianos» yo no pienso en ópera, ni en Miguel Angel, Leonardo y compañía. A mí me viene a la cabeza un tiramisú.
¿Y sabéis qué es lo único comparable a un tiramisú? Bingo: un helado de tiramisú. Con su mascarpone, su café, su cacao en polvo y, por supuesto, sus gotitas de licor Fra Angelico:
Yo no los busqué para no caer en la tentación de comprarlos, pero seguro que en algún sitio venden melindros sin azúcar. Si no los encontráis, una galleta sirve exactamente igual para decorar, mojar y ponerse las botas…
El helado se prepara a partir de una base de crema de yemas de huevo, nata y leche («custard» o natillas), a la que se incorpora el queso mascarpone, el café y el licor. La cantidad de café dependerá de si os gusta un sabor intenso o preferís un matiz más suave. Yo utilicé una cucharilla de café y no quise echar demasiado. Mi consejo es que sigáis las indicaciones de la receta y, una vez la crema esté fría y antes de introducirla en la heladera (o en el congelador, si mantecáis el helado manualmente), la probéis y rectifiquéis la cantidad de café.
El alcohol (brandy/cognac, ron o licor de almendras combinan muy bien) es opcional, pero ayudará a evitar que el helado cristalice durante la congelación.
Ingredientes:
* 3 yemas de huevo
* 55 gr tagatosa (o 112 gr azúcar)
* 250 gr mascarpone
* 375 gr leche semi-desnatada
* 125 gr nata (35,1% mg)
* media vaina de vainilla
* 3 ó 4 cucharaditas de café soluble cargado
* 2 cucharaditas de licor Fra Angelico, brandy o ron
* cacao puro en polvo para decorar (yo utilicé cacao «Valor» desgrasado sin azúcar)
El proceso no es nada complicado, pero sí requiere un mínimo de 2 días. El primer día prepararemos la base del helado y una vez templado, lo guardaremos en la nevera para que se enfríe completamente. Al día siguiente, verteremos la crema ya fría en la máquina heladera, o en directamente en el congelador, si no disponemos de heladera.
En un cazo calentamos a fuego lento la leche y la nata junto con el contenido de media vaina de vainilla:
Mientras tanto, en un recipiente a parte, batimos el azúcar o tagatosa y las yemas de huevo, hasta conseguir una crema espumosa:
Agregamos el mascarpone y continuamos batiendo:
Cuando la leche esté caliente (pero sin que llegue a hervir), vertemos una cuarta parte en la crema de queso y batimos simultáneamente:
Vertemos la mezcla en el cazo con el resto de la leche y la calentamos a fuego lento, removiendo constantemente, durante unos 5 minutos, o hasta que comience a espesar.
La crema no se cuajará tanto como unas natillas (pensad que sólo contienen 3 yemas y nada de maizena que actúe como espesante), así es que transcurridos los 5 minutos serán más parecidas a una crema inglesa o unas natillas ligeras. Dejadla reposar en el cazo durante unos 20 minutos y veréis que a medida que temple, se espesará un poco más, hasta adquirir la consistencia necesaria para formar una película en el dorso de la cuchara:
Vertemos la crema en una jarra (esto ayudará a que se enfríe antes y será más cómodo pasarla luego a la cubeta de la heladera) y añadimos las cucharaditas de café soluble y de licor:
Guardamos la jarra en la nevera para que se enfríe (yo la dejé toda la noche) y la introducimos en la cubeta de la heladera unos 15 minutos o hasta que el helado esté bien denso.
Vertemos la crema en un molde apto para el congelador (yo utilizo un molde para hornear pan con tapa), la espolvoreamos con cacao en polvo y la introducimos en el congelador durante unas 5 horas:
Por supuesto, está permitido (vamos, casi es obligatorio), rebañar los restos de helado que han quedado en las paredes y el fondo de la cubeta…:
Al servir las bolas de helado, las espolvoreamos con un poco más de cacao en polvo o con limaduras de chocolate:
El helado es extracremoso, y está en el punto perfecto, a mi gusto, de café.
Cuesta limitarse a tomar una sola ración, aunque con la excusa de que os han sobrado melindros, quizá os dejen repetir…
Lo único que me quedó pendiente por probar fue la sugerencia de Kankana de echar una bola de helado en el café… mmmmm…
La próxima vez.
Tiempo: 40 minutos (preparación) + 5 horas (congelación)
Dificultad: baja