Sé que suelo hablar mucho de mi batalla particular con las faldas y las gomas elásticas de los pantalones. Realmente no tengo un problema de peso, aunque podría vivir tranquilamente sin esos 3 ó 4 kilos de más que se empeñan en engancharse a mí como una garrapata.
Me gustaría decir que hago cosas para espantarlos, pero me temo que las carreras matutinas para coger el autobús no son una estrategia muy eficaz.
Lo admito: no soy un animal de gimnasio (y es que hay que ser animal para que le guste a uno ir al gimnasio) esclavo de máquinas de fitness (todo suena mejor si se dice en extranjero) y aparatos de musculación devora-calorías.
Corrijo: la segunda parte es cierta.
Me refiero a lo de ser una devora-calorías…
Creo que quemé demasiados neumáticos en mis clases de educación física del instituto. Entre el balonmano, el voleibol, el baloncesto y las pruebas de resistencia por períodos (con aquel impertinente silbido que marcaba el tiempo para completar cada uno) sospecho que mi metabolismo se dio de sí. Como una goma vieja. Y ahora, simplemente, se niega a quemar nada.
Si al menos me hubiera servido para aprobar gimnasia… pero ni eso (ahí quedará de por vida esa lacra en mi expediente)
Dudo que a mi endocrino le convenza esta explicación (creo que «mutante metabólico» no es un diagnóstico muy aceptado en la comunidad médica) cuando me reciba en la próxima visita.
Mientras tanto (ya ingeniaré algo), dejadme disfrutar con esta visión:
Aún mejor con ésta:
Las cerezas no me chiflan tanto como las fresas, pero en tarta cualquier ingrediente gana muchos enteros.
Esta tarta es una adaptación de la bonita y fotogénica «bumpy cherry and almond pie» del blog Top with Cinnamon, a la que añadí la frangipane (una suave crema de almendras, mantequilla y azúcar) en el relleno.
Yo utilicé un molde ligeramente mayor al de la receta original, así es que doblé las cantidades de masa y no la estiré tanto. Como quedó más gruesa, sospecho que al hornearse la corteza de almendra no envolvió el relleno de una forma tan perfecta y las cerezas (aun enteras) no dejaron silueteado su perfil en la tarta. La masa es bastante frágil y temo que si se estira hasta hacerla más delgada, puede ser un verdadero suplicio montar la tarta, pero lo dejo a vuestra elección.
Yo opté por cubrir la superficie de almendras fileteadas y azúcar, lo que no deja de ser un homenaje a otro dulce delicioso: la Tarta de Santiago 😉
Por supuesto, la cosa sólo hace que mejorar si le añadís una bola de helado o nata montada (pero qué mala soy…)
Esta receta tiene un par de trucos muy interesantes, así es que además de abriros el apetito, espero que os resulte instructiva.
¡Buen provecho!
Ingredientes (para un molde redondo de 24cm diámetro):
Ingredientes para la masa:
* 320 gr harina
* 140 gr almendra molida
* una pizca de sal
* 60 gr tagatosa (o 120 gr azúcar)
* 160 gr mantequilla
* 2 huevos medianos
* 1 cucharada agua muy fría
* ½ cucharadita extracto de vainilla
Ingredientes para la frangipane:
* 75 gr almendra molida
* 35 gr tagatosa (o 75 gr azúcar)
* 25 gr mantequilla en pomada
* una cucharada de leche
Resto de ingredientes:
* 650 gr cerezas maduras (pesadas con hueso)
* 2 ½ cucharadas de Amaretto, Fra Angelico, Kirsch o Cointreau
* ½ cucharada de tagatosa (o una cucharada de azúcar)
* una cucharadita mermelada de melocotón (para pintar) (yo utilicé mermelada “Helios” Diet sin azúcar)
* un puñado de almendras fileteadas (para decorar)
* tagatosa o azúcar glas (para espolvorear)
La noche anterior deshuesamos y dejamos macerando las cerezas.
Un buen truco para deshuesarlas sin cortarlas por la mitad ni romperlas consiste en usar una boquilla para mangas pasteleras (yo utilicé una boquilla de estrella de 5mm, aproximadamente)
El método (que se explica muy bien en esta entrada) funciona así:
Quitamos el rabito a la cereza, la clavamos en la punta de la boquilla por el lado del rabito cortado y la giramos 180º. La boquilla hará un corte en la base de la cereza y el hueso quedará enganchado en la punta de la boquilla. Es realmente fácil:
Colocamos las cerezas enteras en una fuente o un plato hondo y las maceramos con el licor y el azúcar (o tagatosa)
Yo no tenía Kirsch ni licor de almendras o avellanas, así es que utilicé Cointreau, que aporta un toque cítrico interesante y combina bien con las frutas:
Cubrimos el recipiente con un plástico y lo guardamos en la nevera hasta el día siguiente.
Para preparar la masa de almendra de la tarta mezclamos en un recipiente grande la harina, la almendra, la sal, el azúcar y la mantequilla cortada en dados, hasta formar unos grumos:
Agregamos el extracto de vainilla, los huevos y una cucharada de agua muy fría:
Continuamos mezclando con las manos o con ayuda de una pala amasadora hasta que todos los ingredientes se compacten y la masa se separe de las paredes del molde. Es una masa blanda y dúctil, como una plastilina:
Dividimos la masa en dos porciones iguales, las aplastamos un poco, las envolvemos en plástico y las refrigeramos en la nevera 1 hora:
Mientras tanto preparamos la frangipane mezclando con las manos la almendra molida, la mantequilla blanda, el azúcar (o edulcorante) y la leche, hasta que liguen y obtengamos una crema:
NOTA: En este caso, como las cerezas ya están maceradas en licor, he sustituido el alcohol habitual de la frangipane (normalmente licor de almendras o de avellanas) por leche.
Reservamos.
Una vez la masa de la tarta se haya enfriado y endurecido ligeramente (no es necesario que esté como una piedra) sacamos una de las prociones de la nevera, la colocamos sobre una hoja de papel de horno y la estiramos con un rodillo ligeramente enharinado:
Hay que trabajar con cuidado y enharinar la masa si es necesario porque es bastante frágil y se quiebra con facilidad.
Formamos un círculo unos 2 cm más grande que el diámetro de nuestro molde de tarta.
Con cuidado, volcamos la masa sobre el molde (previamente engrasado) y ajustamos los bordes:
Retiramos el papel de horno de la masa, ajustamos y doblamos hacia dentro los extremos sobrantes:
Si la masa empieza a calentarse, introduciremos el molde en la nevera unos minutos.
Si no, continuamos con la receta repartiendo la frangipane sobre la base de la tarta:
Repartimos las cerezas (con el agujero del hueso bocabajo):
Retiramos la segunda porción de masa que tenemos en la nevera y la estiramos con el rodillo enharinado igual que hicimos con la anterior.
Volcamos de nuevo la masa sobre la superficie de la tarta y retiramos el papel de horno con cuidado:
Recortamos los excesos sobrantes de masa, dejando un margen de un dedo, aproximadamente:
Y remetemos hacia dentro el borde sobrante:
Ahora viene la parte más creativa de la receta, en la que decoramos los bordes de la tarta.
He encontrado muchos tutoriales con curiosas ideas (algunos los he guardado en este tablón de Pinterest)
Al final yo elegí la decoración de la receta original, para la que podéis seguir esta técnica o el «rope edge» que se describe en ésta otra, que es mucho más sencilla y por la que yo me guié.
Sólo hay que pinzar el borde de la masa entre el dedo gordo y la falange del dedo índice y hacer pellizcos:
Para asegurarnos de que la tarta conserva la forma en el horno la refrigeramos unos 15 minutos.
Una vez dura y firme, la introducimosen el horno, previamente calentado a 180ºC, durante 40 minutos (ojo: ¡cada horno es diferente!) o hasta que la superficie esté bien dorada.
Dejamos que se enfríe un par de horas (sin desmoldar) y la pincelamos con mermelada de melocotón:
Cubrimos la superficie con almendras fileteadas (la mermelada actuará de «pegamento» y evitará que las almendras se muevan):
Por último, espolvoreamos la superficie con azúcar glas o tagatosa y la servimos:
Este corte dejará boquiabiertos a todos en la mesa:
Las cerezas conservan un puntito ácido que combina estupendamente con la crema de almendra del relleno.
Todo está bueno en esta tarta: desde el relleno a la corteza. Su mejor momento es recién hecha, antes de que la masa comience a endurecerse.
Quizá si le llevo un trocito a mi endocrino esté más dispuesto a aceptar mis proposiciones metabólicas…
Pero eso será con una segunda tarta, que esta ya es historia…
Tiempo: noche anterior + 2 horas (preparación) + 40 minutos (horneado)
Dificultad: media
Quien se resiste a un delicia como ésta. Ni dietas ni na. Genial el truco para deshuesar las cerezas. Lo probaré xq siempre las destrozo al intentar deshuesarlas.
Besos
Me alegro que te guste 😀 El truco para deshuesar cerezas fue un descubrimiento (¡ahora ya podremos preparar bombones de chocolate rellenos de cereza y Kirsch!)
+Besos